jueves, 30 de octubre de 2008

Los efectos neocolonialistas de una globalización, a nuestro entender, no suponen ventajas ni para las naciones ni para los ciudadanos

Los efectos neocolonialistas de una globalización a nuestro entender no suponen ventajas para las naciones vertebradas ni soluciones para los países subdesarrollados.

GECMA: Grupo de Ecología Científica de Galicia

Ante la necesidad de crear un nuevo orden mundial, este artículo, que publicamos unos años atrás, tiene plena vigencia. Decíamos como subtitulo que “ La globalización es perniciosa para las naciones más vertebradas y no supone una solución para los países subdesarrollados, sino que, por el contrario, produce su estancamiento y deterioro, favoreciendo el poder de los sistemas políticos totalitarios”

Hace algunos años anunciábamos los negativos efectos de la globalización de la economía mundial. Resumiendo lo previsto en la exposición de aquel entonces, sobre el nuevo sistema capitalista impulsado por los EEUU y seguido a su socaire por la generalidad de las naciones miembros de la CE, los resultados de tan peregrina idea ya se han hecho notar en los países más vertebrados, social y económicamente, que son los integrantes de la misma junto con Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón.

Decíamos que la globalización podría traer problemas de distinta índole, desde financieros hasta que iba a perjudicar en mayor medida a los países comunitarios menos desarrollados tecnológicamente, al destruir su tejido industrial de nivel medio, cuyo valor añadido se distribuye, en parte, entre los trabajadores que lo producen y otra parte, en concepto de beneficios, nutre el presupuesto de las naciones a través de los impuestos de sociedades y el de rendimiento de las personas físicas, con independencia de las peculiaridades del IVA, trasladándose toda esta riqueza a favor de naciones militaristas con sistemas políticos, algunos de ellos, totalitarios o impregnados del fundamentalismo religioso (Teocracias), en todos los cuales impera el incumplimiento de los derechos humanos, con unas abusivas jornadas de trabajo y unos salarios carentes del más elemental poder adquisitivo de los trabajadores, incluso para tener acceso a los bienes que producen.

Tal como pronosticamos se produjo la desertización de la infraestructura industrial y comercial de los sectores del vestido, calzado y juguetería, por ejemplo, de España, Portugal e Italia a favor de China, principalmente.

Resultaría ingenuo suponer que esta incidencia de precios dumping, basado en unas miserables condiciones de trabajo (200 euros/mes y jornada de 12 horas) y el apoyo institucional de los gobiernos de los mencionados países exportadores, va a limitarse a los sectores anteriormente referidos, sino que la misma ya ha saltado a la electrónica y construcción naval y, decíamos entonces, continuará por los del automóvil (Wolsvagen, Citroën) y la robótica. Teniendo presente que el acaparamiento de la chatarra a nivel internacional por parte de China hace varios años, con un espectacular incremento de los precios de contratación, hizo disparara los precios del acero y la implantación en Polonia de una gran siderurgia con capital chino

Continuábamos diciendo en aquel entonces que en este orden de cosas es de resaltar que la maquiavélica idea de la globalización, tal y como fue diseñada, se orienta decididamente a la obtención y distribución de los productos energéticos (petróleo y gas natural) y los minerales radiactivos (uranio, plutonio, rutilo, etc), cuyo mercado se reparte entre EEUU, Rusia y China, con exclusión paulatina de las empresas de la CE, mediante la provocación del desequilibrio permanente de la paz mundial. Baste para ello sopesar que la gran operación económica de la primera Guerra del Golfo, en la que EEUU vendió a precio de oro el material bélico obsoleto que mantenía en Alemania hasta el momento de la supresión del Muro de Berlín a costa de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes, supuso el reparto entre EEUU e Inglaterra del petróleo de Irak, a cuyo festín acuden otras naciones, entre ellas China, a través de la "humanitaria" campaña de "petróleo por alimentos", previo el bloqueo de todo tipo de intercambio comercial con el pueblo iraquí.

Rusia que, en la actualidad, tiene la llave del suministro de gas a la CE, vuelve su mirada hacia los fundamentalistas de Irán, proporcionándole asistencia técnica y autorización para la fabricación de armas convencionales ligeras "Kalastikow", cohetes tierra-tierra "Katiuska", misiles de largo alcance y tecnología nuclear, en cuya operación participan también parte de los gobiernos de la derecha europea y China.

Fracasada, de momento, la estrategia de la Segunda Guerra del Golfo, con las previsiones de reparto de la riqueza petrolífera de Irak entre EEUU, Inglaterra, Italia y España, acuerdo que se cristaliza con su anfitrión Portugal en la aventura de las Azores, con la intervención de José María Aznar y Berlusconi, China gira a favor de la opción fundamentalista chíita iraní, siendo uno de sus principales clientes de adquisición de petróleo a cambio de tecnología militar y nuclear, contando, paradójicamente, con el beneplácito de EEUU para desplazar de América Latina a las empresas de la CE, entre ellas a la española Repsol.

Así pues, la "globalización" ha de contemplarse desde tres ángulos diferentes:

El primero, desde la óptica de EEUU, supondría el ahogamiento de la importancia económica y bienestar social que la CE disfruta, con la consiguiente disminución de su potencia defensiva, lo cual le permitiría, junto con Inglaterra, alcanzar la hegemonía en el mundo occidental, tanto en el orden económico como en el bélico, siendo los demás países de este bloque subsidiarios suyos. A todo esto que no se dé una “gripe” por el camino, con “virus” financiero.

(–Se explicaba en aquel artículo que: “ hay tal irresponsabilidad en todo el entramado del mundo financiero y administrativo que el “personal” valora tanto ir a tomar un café como ir a pedir un préstamo para comprar un piso. Donde el banco te ofrece un dinero que puede superar el 100% del valor del inmueble y además te ofrecen un regalo o te pagan un viaje si formalizas la hipoteca. Pues muy bien haber cuanto dura. Creemos que esto es algo que algún día se pagará-).



El segundo, desde la estrategia China-Corea del Norte, supone alcanzar un neocolonialismo económico, expandiéndose por el Este y Sur de Asia a costa de Corea del Sur, Tailandia e Indonesia y, a la vez, drenar los mercados de productos europeos a base de la canalización a los mismos de otros equivalentes con muy bajo costo de mano de obra, lo cual le permite el acaparamiento de las divisas fuertes euro/dólar con los que puede abastecerse y concurrir a otros sectores estratégicos.

El tercero, desde la perspectiva del fundamentalismo islámico y sus intereses económicos, le permite alimentar su pretensión de expansión territorial, a medio de tácticas terroristas e intolerancia socio-religiosa que, potenciadas por Irán, mantienen en pie de guerra a sus organizaciones teocráticas más radicales frente a los gobiernos del Líbano, Israel, India y Afganistán, sin que de ello se libren las otras naciones occidentales, entre ellas, España, Inglaterra y Rusia (Chechenia), sin descartar la que ha de seguir por Egipto y la mayor parte de los países africanos, en los que el islamismo es la religión más importante, tanto por el número de sus practicantes como por los puestos que ocupan los mismos el los respectivos gobiernos y sus ejércitos.

El sistema de expansión fundamentalista es sencillo y de muy reducido o nulo costo.
El primer paso consiste en montar unas células islámicas mediante oleadas migratorias, autorizadas o ilegales, hacia los países occidentales, con sus correspondientes imanes. Una vez instalados en los países de destino comienza a desarrollarse la segunda fase, consistente en la reivindicación de atenciones económicas y su reconocimiento de organización religiosa, que se cristaliza con la autorización de la construcción de mezquitas, y de ahí a la beligerancia política, al espionaje o información sobre las estructuras del país de destino y a la practica de actos terroristas.

La "globalización", este tipo de globalización tal y como está planteada, no es más que una nueva contradicción del sistema capitalista, sea éste de Estado (países totalitarios) o empresarial privado (países democráticos) ya que con la misma no se alcanza una mayor producción de riqueza, ni los bienes puestos en el mercado pueden ser adquiridos por quienes carecen de ellos, al estar reducido su poder adquisitivo e incrementada su inseguridad en el puesto de trabajo.

Si se produjera, en algún momento, algún problema económico, en Europa o en el mundo, que pueda generar una pasible “parada” , falta de ritmo o crisis, en nuestro crecimiento, para los países de la CE, puede suponer el quiebro de su estabilidad y bienestar social alcanzado, con un fuerte incremento del gasto público al alimentar y atender un contingente migratorio parasitario y el fortalecimiento de los gobiernos totalitarios y teocráticos que se ven nutridos con la moneda fuerte de Europa y EEUU, cuya estabilidad fue alcanzada a base de una acertada programación y responsabilidad de los agentes productivos que redundó en la rentabilidad de las empresas y un aceptable poder adquisitivo de sus trabajadores, sin que esa tolerancia del tráfico libre de mercancías redunde en beneficio de los trabajadores de esos terceros países, cuyos presupuestos son devorados por la corrupción y los ingentes gastos militares, así como el sostenimiento de una ineficaz burocracia.

Esta contradicción no nueva del sistema capitalista, produce irremisiblemente la crisis de superproducción al no darse consumidos los bienes disponibles por falta de poder adquisitivo de las poblaciones a los que van destinados, con la sucesiva contracción de la demanda y el consiguiente "crac" de la economía mundial.

Ante esta situación de ruina progresiva y amenaza permanente a la seguridad interior y paz mundial, la CE tiene la necesidad urgente de blindar sus fronteras, contingentar los productos asumibles de terceros países que no perjudiquen los elaborados por sus Estados miembros y aplicar sobre los mismos unos aranceles equivalentes a la diferencia de su valor de costo de producción en éstos, con el fin de evitar el efecto "dumping"; bloquear los procedentes de países que no hayan establecido el estado de derecho y la estricta observancia de los derechos humanos, aplicando un riguroso control de calidad y sanitario a los autorizados.

En lo que atañe al sector energético, la CE ha de decidirse por desarrollar la tecnología necesaria para la utilización controlada de la energía del hidrógeno combinada con las demás energías renovables, potenciando el transporte de mercancías por ferrocarril eléctrico, en evitación del consumo de combustibles procedentes del petróleo.

En el orden defensivo, la CE tiene que incrementar y especializar sus unidades operativas dentro de sus fronteras y disponer de mayores contingentes integrados en la OTAN, fijando el primer horizonte de integración plena en la CE de Turquía y Rusia.

En lo que respecta a España, ha de hacerse el esfuerzo de apoyo al desenvolvimiento económico de los países de Latinoamérica, con acuerdos bilaterales de formación científica, aportación de tecnología y financiación de programas de actuación sectorial con control riguroso de sus resultados. Colaboración que ha de ofrecerse también a los países africanos que opten por el establecimiento del estado de derecho en su más amplia consideración.

Resulta, en definitiva, que la "globalización" es perniciosa para las naciones más vertebradas y no supone una solución para los países subdesarrollados, sino que, por el contrario, produce su estancamiento y deterioro, favoreciendo el poder de los sistemas políticos totalitarios y teocráticos. La solución de los problemas mundiales es, antes de nada, político y ético, ya que no se puede alcanzar el bienestar de los pueblos partiendo de las premisas de la violencia, la intolerancia y la corrupción.

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