martes, 30 de septiembre de 2008

Europa es más vulnerable al cambio climático


Europa se está calentando más rápidamente que la media del planeta y sus efectos son también más evidentes. El impacto que está teniendo en el Viejo Continente la subida de temperaturas, la elevación del nivel del mar o el deshielo de los glaciares de montañas y las masas heladas (Ártico y Groenlandia) ha sido reevaluado en un informe presentado ayer por la Agencia Europea de Medio Ambiente. El documento ratifica que los sucesos climáticos extremos, como olas de calor, sequías y elevadas precipitaciones, aumentarán su frecuencia e intensidad en Europa, por lo que las administraciones deberán no sólo mitigar el cambio climático, sino adaptarse ante el riesgo de inundaciones.

La necesidad de actuar es urgente. El 90% de los desastres naturales que se han registrado en Europa desde 1980 son directa o indirectamente atribuibles a factores meteorológicos o climáticos, mientras que el 95% de las pérdidas económicas por sucesos catastróficos son resultado de este tipo de desastres. El coste de los daños causados por estos fenómenos se duplican cada 12 años y, según los últimos datos, han pasado de los 7.200 millones de euros en la década de 1980 a los 13.700 millones del periodo 1998-2007, según la reaseguradora Munich Re (datos del 2008).

El número de desastres anuales relacionados con el tiempo o el clima en Europa ha aumentado un 65% entre 1998 y 2007, en comparación con el promedio de la década de los años 80. El informe ofrece los últimos dato sobre el cambio climático en Europa.

Aumento de 1,2 grados. El calentamiento en Europa es más acusado que la media mundial. Mientras en todo el planeta la temperatura en la superficie terrestre se ha incrementado una media de 0,8 grados respecto a la época preindustrial (entre 1850 y 1899), el termómetro ha subido aquí 1,2 grados centígrados, según los datos registrados hasta el 2007. Ocho de los últimos doce años se cuentan entre los más calurosos desde 1850.

El informe vaticina, en línea con lo señalado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), que las temperaturas aumentarán a finales de siglo entre 1,8 y 4 grados (según las previsiones más fiables), en el caso de que no se apliquen medidas para limitar las emisiones de gases invernadero responsables del calentamiento. Además, el aumento de temperaturas en invierno será más importante en el este y el norte de Europa, mientras que en verano será más acusado en el Mediterráneo. En la península Ibérica la temperatura podría aumentar, incluso, hasta seis grados.

Lluvia en el norte, sequía en el sur. Las tendencias apuntan a una subida de las precipitaciones de entre el 10% y el 40% anual en el norte de Europa y un descenso en algunas partes del sur de Europa (que puede alcanzar hasta el 20%). Se insiste además en que la zona mediterránea está especialmente expuesta al riesgo de desertificación y que verá crecer el número máximo de días seguidos sin lluvia.

La agonía de los glaciares. Los glaciares de los Alpes han perdido dos terceras partes de la masa de hielo que tenían en 1850, con el agravante de que este retroceso se ha acelerado desde la década de los 80 del pasado siglo. El escenario futuro más temible es que si la temperatura sube tres grados, desaparecerá el 80% de la cubierta de hielo que tenían los glaciares alpinos entre 1971 y 1990. De hecho, el conjunto del manto de hielo que cubre las latitudes del norte de Europa (de noviembre a abril) también retrocedió al ritmo del 1,3% por década durante los pasados 40 años.

Y Groenlandia se derrite. Desde principios de los 90, la capa de hielo de Groenlandia está perdiendo 100.000 millones de toneladas de hielo al año. Ha nevado más, pero esta ganancia se ha compensado por el derretimiento de las capas del hielo inferiores y la rotura de icebergs. La llegada de esta agua dulce a los océanos hace subir el nivel del mar y reduce su salinidad, por lo que puede afectar a la formación de aguas profundas (que empujan la circulación oceánica).

El mar sube 3,1 milímetros/ año. La subida del nivel del mar se ha situado en una media de 1,7 milímetros al año a lo largo del siglo XX, aunque los datos más recientes indican una aceleración: sube 3,1 milímetros anuales los últimos 15 años. La expansión termal de la aguas oceánicas y los caudales que aportan los deshielos de los glaciares y las capas heladas del Groenlandia y el oeste de la Antártida explicarían esta situación. La primavera se adelanta. Entre 1971 y el 2000 la primavera y el verano se han adelantado una media de 2,5 días por década, lo que se ha traducido en que la floración de las plantas y la maduración de los frutos se ha avanzado en un 78% de las especies. Consecuentemente, el periodo en que el polen ataca a los alérgicos empieza una media de diez días antes.

La vegetación prefiere el norte. Unos inviernos más suaves propiciarán que numerosas especies de plantas se desplacen varios centenares de kilómetros hacia el norte y a cotas más elevadas. Los bosques del norte de Europa se expandirán, mientras que en el sur verán como se reduce su superficie a finales de siglo. Otro dato que avanza el informe es que las especies de hoja ancha sustituirán a las coníferas en el oeste y el centro de Europa. Si no logra mitigarse el calentamiento, se pronostica que entre el 10% y el 15% de las plantas desaparecerán de sus actuales hábitats del continente hacia el año 2100; la expansión de especies invasivas empeorará la situación.

Y los animales también. Las aves, mamíferos e insectos europeos también se trasladan hacia el norte. Pero en muchos casos la fragmentación del territorio por la creciente urbanización y la construcción de infraestructuras son una barrera que dificulta que los animales puedan desplazarse en busca de unas mejores condiciones climáticas. Este hecho afectará especialmente a reptiles y anfibios de la península Ibérica y de Italia. Un reciente estudio indica que 92 de las 122 especies de aves terrestres analizadas han visto como su población se reducía. Y otro trabajo sobre 57 mariposas sedentarias constata que 36 se han desplazado entre 35 y 240 kilómetros más al norte de su hábitat habitual mientras que sólo dos han optado por el sur. Ante un escenario de un incremento de temperatura de tres grados, las zonas de cría de aves se desplazarán 550 kilómetros hacia el norte a finales de este siglo.

El reto de Barcelona. Ciudades como Londres, Barcelona o Rotterdam (hasta un total de 15) tendrán que buscar soluciones para los cuatro millones de personas que en año 2100 vivirán en zonas expuestas al impacto de la subida del nivel del mar.

No hay comentarios: